miércoles, 14 de septiembre de 2016

Nunca estaré preparada.

El tiempo pasa y yo no avanzo.
¿Estoy anclada?
Al miedo, a la rutina,
a esta cama que me esconde del mundo.

Abrazo a mamá como a un salvavidas:
deja que me quede aquí, junto a ti,
ayúdame a olvidar las responsabilidades.

El eterno temor a huir del hogar,
de los brazos que me protegen,
de las infusiones que calientan estómagos.

Cierro la maleta llena de preocupaciones,
de «que pasa si»,
de «y si no soy capaz de aguantar»,
de «no soy suficiente».

Me aferro con fuerza a mamá:
nunca estaré preparada.

2 comentarios:

  1. Ay, que pena me ha dado esto. Lo he sentido tan dentro y tan real. (A veces no creemos estar preparados, de hecho, la sociedad se lo ha montado muy bien para hacernos sentir que nunca es el mejor momento para, pero resulta que, en muchas ocasiones, nos asombramos de lo que somos capaces de hacer. De lo preparados y preparadas que estamos, en realidad.)

    abrazo de
    oso polar.

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    1. A veces me sorprende lo mucho que cuesta empezar (o volver a empezar) y alejarse de la comodidad, de lo conocido. Espero que el miedo nunca sea superior a nosotras.

      Un abrazo enorme.

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