sábado, 30 de enero de 2016

Esta madrugada.



Me preguntas qué me pasó para ser así. 
Lo preguntas siempre, curioso, esperando una respuesta increíble, digna de novela.
Y siempre te contesto lo mismo: aprendí que todo duele demasiado.
Y veo tus ojos decepcionados, sé que esperabas más. Siempre quieres saber más.
Pero, después, te digo que algún día te contaré qué pasó.
Y en el fondo ambos sabemos que nunca te lo contaré todo.
Nunca te contaré que me rompí en mil partes,
que cada parte salió disparada a cada punta del mundo,
que no podré reconstruirme del todo nunca.
Hay heridas que es imposible curar,
por eso tengo cicatrices que sangran de vez en cuando.
Una llamada de atención a mi corazón:
ten cuidado,
siempre.
A veces, cuando insistes, te digo:
hay penas que no se cuentan, que no se explican;
hay penas que se guardan dentro y se lloran en silencio.
Y tú vuelves a insistir, qué pasó.

“Lo que pasa siempre, la vida.”

2 comentarios:

  1. Quizás si preguntara menos, aprendería a escuchar mejor (sobre todo los silencios).
    Te leo y me dan ganas de comprarte melcromina para cuando las heridas sangren.

    Una vez alguien me dijo "necesito que entiendas que la gente va a hacerte daño. Siempre. Sobre todo los que más amas" y creo que todos deberíamos tener eso presente.

    (tus últimas frases siempre matan)

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    1. Con todas tus palabras bonitas no me hará falta mercromina.

      Hace tiempo aprendí que todos y todo puede hacerme daño, pero sigo sin estar preparada.

      (eres demasiado bonita)

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