Escucho a Eddie Vedder como quien escucha la misa de domingo.
Como si la letra de sus canciones fuera a arreglar el mundo. Mi mundo.
Leo a Virginia Woolf como quien lee la biblia: busco la salvación.
Cómo puedo ser tan atea. Estás hueca, me decían.
Mi religión son esas palabras que algunos escriben y cantan.
Cambian el mundo. El mío. Por completo.
Vedder canta, Woolf espera a que pase la página,
yo miro mi pelo descolorido, los ojos rojos y los labios rajados.
Mi relgión no salva, no condena.
Me destroza lentamente, pero qué sufrimiento más bonito.
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ResponderEliminarCreo que puedo decir lo mismo, soy atea gracias a dios, hay quienes escriben palabras que son religión sin nombre.
ResponderEliminarTengo la estantería llena de libros que considero biblias. Gracias a ellos.
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